Dos grandes civilizaciones dieron origen a Campeche: la maya y la española, un estado donde la reminiscencias históricas de los mayas, de los conquistadores y piratas hacen de este sitio perfecto para descubrirlo. Su ubicación abrigada en el Golfo de México la ha hecho privilegiada para ansiada hasta el punto de sufrir ataques, rapiña y saqueos por parte de piratas y corsarios con patente de corso en convulsos momentos en los que el Caribe era un tablero de ajedrez. Los bastiones de la capital del estado son la huella más significativa del interés que despertaban los recursos de Campeche.
Menos excavada que otras zonas del sur de México, Campeche tiene aún que sacar a la luz muchos yacimientos arqueológicos que permanecen ocultos o pendientes de estudiarlos. Calakmul, Edzná, Jaina, Becán, El Hormiguero, Chicanná o Xpujil son algunos representativos pero el abanico es inmenso. La fama gastronómica de Campeche viene precedida por sus mariscos, pero no menos suculentos son los platos de cochinita pibil, los camarones empanizados y al mojo de ajo, carne de venado en salpicón y pipián, tamales rellenos de hoja de chaya y huevo cocido envueltos en hojas de plátano, los Pibipollos durante los días de muertos, cocteles de camarón con ostión, camarones al coco y la tradicional sopa de lima, además de excelentes frutas .
Campeche, la ciudad fortificada, declarada por la Unesco en 199 como “Ciudad histórica fortificada de Campeche”, patrimonio de la Humanidad de valor inigualable en cuanto conserva casi intacto ejemplos de arquitectura militar de los siglos XVII y XVIII, con casas que mezclan influencias del sur de España con el estilo más caribeño, y un plano urbanístico de una ciudad colonial barroca.