Como un pedazo de paraíso robado al cielo, Quintana Roo deambula entre lo sublime e irreal. Es el sitio en donde los instantes se convierten en caricias eternas, cortesía de la triada perfecta de la vida: sol, arena y mar. Este grupo –además de habitar en la zona de mayor atractivo del estado: el Caribe mexicano– también funciona como la puerta de entrada a un océano de atractivos como sitios arqueológicos, pueblos de colores, centros recreativos, lagunas turquesa y esmeralda, mundos subterráneos y los portales al corazón de toda la entidad: los cenotes.